sábado, 4 de octubre de 2014

Hasta nunca, querida.



Nos prometimos muchas cosas.

Hubo mil amaneceres en los cuales tu rostro iluminaba mi obscuridad, tantas tardes llenas de el rítmico sonar de tu risa, y tantas frías noches acompañadas de el dulce calor de tus brazos, y si te soy sincera querida, me dueles un poco aun, me haces sentir tonta al escribirte una vez más, no debería hacerlo, no lo mereces, nunca lo mereciste, y no entiendo porque sigo tecleando cosas que jamas llegaran a ser leídas por tu ausencia, no me necesitas, actúas como que si, y después te veo de la mano de ella, ¿Como se supondría que debería actuar? es obvio que te amo, pero también es obvio que tu a mi no, y no busco que me ames, no  lo quiero, tengo suficiente amor para ambas, pero no lo quieres, lo rechazas.


Miro tu foto con ella una y otra vez tratando de dejar de sentir, sentirte. El tiempo pasa, van 60 días desde tu partida, y no se porque aun te amo de la manera como lo hago, te necesito, ¿no lo puedes ver?.

Te miro de su mano y mi mundo se desmorona un poco, solías ser mi mundo, ahora solo eres una estrella lejana que miro en las noches en que solías acompañarme, pero ya no estas, ya no estarás, y te necesito, te amare siempre, y no se como decirte adiós, porque no quiero hacerlo, te amo, te extraño, te odio y te repudio, y no no quiero que vuelvas, no quiero tu rostro al amanecer, o tus estúpidas manos recorriendo mi cuerpo, no quiero sentir tu respirar, y tampoco quiero escuchar tus "te amo", solo me duele lo lejos que estas, y lo cerca que te siento.

Tu la miras como me mirabas, eso es lo que me arde.
Tu le hablas como me hablabas, eso es lo que me confunde.
Tu le sonríes como me sonreías, eso es lo que me extraña.
Tu la tratas como me tratabas.


Y querida mía, no vuelvas nunca, esta es la carta de despedida final, tu ausencia me recuerda nuestra pequeña y efímera utopía jamas olvidada,  espero seas muy feliz mi niña, buenas noches y hasta nunca.