Sentada frente al fuego miraba de reojo tu reflejo. Estaba sentada pensando en no pensarte, vagando por ese pueblo mágico y pasando entre miles de personas con caras iguales y sentimientos irreales.
Llovía como si el cielo llorara por las desgracias del destino, yo, por mi parte, miraba al fuego como maestro tratando de enseñar algún tema, ¿el tema? La paz. Increíble como algo tan temido como el fuego, me hiciera sentir tanto equilibrio con el calor. No me desvío del tema, las drogas me hacían derretirme, y el fuego me moldeaba a su parecer.
Estaba naciendo para morir, y muriendo para nacer.
29/8/2015