miércoles, 22 de junio de 2016

Heroína.




Pobre de mi.

Quisiera narrarte verbo por verbo, párrafo por párrafo, espaciando todos nuestros puntos y seguido, seguido te pienso, y pienso en no pensarte, en tenerte sin quererte, porque desgraciadamente te amo, y te amo muchísimo, tanto que la palabra a veces solo se compara con las balas que llegan directo al pecho... ¿se entiende?

Duele saber que te toca  en las noches, y que la abrazas en publico por las mañanas, duele saberte ajena, para explicarme más detallado.

Te soñé una noche de noviembre, mi chica perfecta, y te me presentaste una tarde de febrero, con tus grandes ojos grises  con ese lunar amarillo que tanto presumes... Con tu hoyuelo, ese que sale cuando te hago sonreír y te pones roja.

Me revienta la médula pensarte amándola, y no es enojo, es egoísmo emocional, es egolatría y miedos de abandono, porque te quiero, y a veces, cuando me amas, también te amo. Resultas difícil de dejar, heroína en todo aspecto, rescatandome y haciéndome sentir abstinencia. Me gustas tanto, sonrisa triste.

Me duele verte sufrir por ella, y me duele más ser la chica que espera a que la dejes... ¿dejar? dejémonos de tonterías, te amo, te quiero conmigo. Ya no quiero soñarte, ya quiero tenerte en mi almohada, en la madrugada, riendo y gimiendo, ya te quiero muy conmigo.


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